Mantra om namah shivaya

Mantra om namah shivaya

Lingashta…

Este mantra se repite verbal o mentalmente, atrayendo la mente hacia la presencia infinita y omnipresente del Señor Shiva. Tradicionalmente se repite 108 veces al día mientras se lleva la cuenta en una cadena de cuentas de rudraksha. Esta práctica se llama japa yoga. Todo el mundo puede cantarla y cantarla libremente, pero es más poderosa cuando la realiza el propio gurú. Antes de esta iniciación, que se llama mantra diksha, el gurú suele exigir un periodo de estudio. Esta iniciación suele formar parte de un ritual del templo, como una puja, japa, homa (ceremonia del fuego), dhyana o mientras se unta el vibhuti. El gurú susurra el mantra en el oído derecho del discípulo, junto con instrucciones sobre cómo y cuándo cantarlo[9].
Este mantra se asocia con las cualidades de la oración, el amor divino, la gracia, la verdad y la felicidad. Cuando se realiza correctamente, supuestamente calma la mente y aporta conocimiento y visión espiritual. También mantiene al devoto cerca de Shiva y dentro de su comunidad global protectora.
En la película Eat, Pray, Love: One Woman’s Search for Everything Across Italy, India and Indonesia (2007), Elizabeth Gilbert explicaba que el primer canto que le proporcionó su gurú fue “Om Namah Shivaya”[18], lo que significaba “honro a la divinidad dentro de mí”[19].

Om namah shivay

Este mantra se repite verbal o mentalmente, atrayendo la mente hacia la presencia infinita y omnipresente del Señor Shiva. Tradicionalmente se repite 108 veces al día mientras se lleva la cuenta en una cadena de cuentas de rudraksha. Esta práctica se llama japa yoga. Todo el mundo puede cantarla y cantarla libremente, pero es más poderosa cuando la realiza el propio gurú. Antes de esta iniciación, que se llama mantra diksha, el gurú suele exigir un periodo de estudio. Esta iniciación suele formar parte de un ritual del templo, como una puja, japa, homa (ceremonia del fuego), dhyana o mientras se unta el vibhuti. El gurú susurra el mantra en el oído derecho del discípulo, junto con instrucciones sobre cómo y cuándo cantarlo[9].
Este mantra se asocia con las cualidades de la oración, el amor divino, la gracia, la verdad y la felicidad. Cuando se realiza correctamente, supuestamente calma la mente y aporta conocimiento y visión espiritual. También mantiene al devoto cerca de Shiva y dentro de su comunidad global protectora.
En la película Eat, Pray, Love: One Woman’s Search for Everything Across Italy, India and Indonesia (2007), Elizabeth Gilbert explicaba que el primer canto que le proporcionó su gurú fue “Om Namah Shivaya”[18], lo que significaba “honro a la divinidad dentro de mí”[19].

Beneficios del mantra om namah shivaya

Este mantra se repite verbalmente o mentalmente, atrayendo la mente hacia la presencia infinita y omnipresente del Señor Shiva. Tradicionalmente se repite 108 veces al día mientras se lleva la cuenta en una cadena de cuentas de rudraksha. Esta práctica se llama japa yoga. Todo el mundo puede cantarla y cantarla libremente, pero es más poderosa cuando la realiza el propio gurú. Antes de esta iniciación, que se llama mantra diksha, el gurú suele exigir un periodo de estudio. Esta iniciación suele formar parte de un ritual del templo, como una puja, japa, homa (ceremonia del fuego), dhyana o mientras se unta el vibhuti. El gurú susurra el mantra en el oído derecho del discípulo, junto con instrucciones sobre cómo y cuándo cantarlo[9].
Este mantra se asocia con las cualidades de la oración, el amor divino, la gracia, la verdad y la felicidad. Cuando se realiza correctamente, supuestamente calma la mente y aporta conocimiento y visión espiritual. También mantiene al devoto cerca de Shiva y dentro de su comunidad global protectora.
En la película Eat, Pray, Love: One Woman’s Search for Everything Across Italy, India and Indonesia (2007), Elizabeth Gilbert explicaba que el primer canto que le proporcionó su gurú fue “Om Namah Shivaya”[18], lo que significaba “honro a la divinidad dentro de mí”[19].

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Este mantra se repite verbal o mentalmente, atrayendo la mente hacia la presencia infinita y omnipresente del Señor Shiva. Tradicionalmente se repite 108 veces al día mientras se lleva la cuenta en una cadena de cuentas de rudraksha. Esta práctica se llama japa yoga. Todo el mundo puede cantarla y cantarla libremente, pero es más poderosa cuando la realiza el propio gurú. Antes de esta iniciación, que se llama mantra diksha, el gurú suele exigir un periodo de estudio. Esta iniciación suele formar parte de un ritual del templo, como una puja, japa, homa (ceremonia del fuego), dhyana o mientras se unta el vibhuti. El gurú susurra el mantra en el oído derecho del discípulo, junto con instrucciones sobre cómo y cuándo cantarlo[9].
Este mantra se asocia con las cualidades de la oración, el amor divino, la gracia, la verdad y la felicidad. Cuando se realiza correctamente, supuestamente calma la mente y aporta conocimiento y visión espiritual. También mantiene al devoto cerca de Shiva y dentro de su comunidad global protectora.
En la película Eat, Pray, Love: One Woman’s Search for Everything Across Italy, India and Indonesia (2007), Elizabeth Gilbert explicaba que el primer canto que le proporcionó su gurú fue “Om Namah Shivaya”[18], lo que significaba “honro a la divinidad dentro de mí”[19].